sábado, 12 de febrero de 2011

¿Qué es la Felicidad?


¿Por qué preguntamos "qué es la felicidad"? ¿De que sirve, cuando estamos sufriendo, preguntar de qué sirve la felicidad? ¿Podemos comprender el sufrimiento? Ése es nuestro problema, no cómo ser felices. Somos felices cuando no estamos sufriendo: debemos, pues, comprender qué es el sufrimiento. Pero, ¿Podemos comprender qué es el sufrimiento cuando una parte de nuestra mente está escapando en la búsqueda de la felicidad, de una salida para la desdicha?.
¿Qué es lo que buscamos la mayoría de nosotros? ¿Qué es lo que deseamos? Es importante, sin duda, averiguar qué es lo que intentamos buscar, qué es lo que intentamos descubrir.
Ahora bien, lo que buscamos, ¿es la felicidad, o buscamos alguna clase de satisfacción, comodidad o conformismo? Hay una diferencia entre felicidad y satisfacción. ¿Puede uno buscar la felicidad? Quizá pueda encontrar la satisfacción, pero es obvio que no podrá encontrar la felicidad. Por lo tanto, antes de entregar nuestras mentes y nuestros corazones a algo que exige una gran dosis de seriedad, atención, reflexión, cuidado, debemos descubrir, ¿no es así?, qué es lo que buscamos: si es felicidad o satisfacción y conformismo.
Muy pocos de nosotros disfrutamos plenamente de algo. Es muy pequeño el júbilo que nos despierta la visión de una puesta de sol, o ver una persona atractiva, o a un pájaro en el vuelo, o un árbol hermoso, o una bella danza. No disfrutamos verdaderamente de nada. Miramos algo, ello nos entretiene o nos excita, tenemos una sensación que llamamos gozo. Pero el disfrute pleno de algo es mucho más profundo, y esto debe ser investigado y comprendido.
La felicidad, de la misma forma que el amor, no son cosas que podamos perseguir, llegan.
La mente y el pensamiento jamás pueden encontrar la felicidad. La felicidad no es, como lo es la sensación, una cosa que pueda perseguirse y encontrarse. La sensación podemos encontrarla una y otra vez, porque siempre la perdemos, pero la felicidad no puede ser encontrada. La felicidad que podamos recordar es tan sólo una sensación, una reacción a favor o en contra del presente. Lo que se ha terminado no es la felicidad, la experiencia de felicidad que se ha acabado es sensación, porque el recuerdo es pasado y el pasado es memoria y sensación. La felicidad no es sensación. Podemos recordarla pero no revivirla. La mente, con sus recuerdos y experiencias no puede ser feliz, el reconocimiento mismo impide el vivir el momento presente con toda la plenitud que necesita el ser feliz.
Es el "yo", es el "ego", el que desea y quiere obtener las cosas. Es el "yo" el que disfruta, el que desea más felicidad, el que escudriña, el que busca, el que anhela más felicidad, el que lucha, el que se vuelve cada vez más refinado, el que jamás quiere llegar a su fin.
Nuestro "yo" sólo es un recuerdo, un conjunto de pensamientos sin realidad objetiva. Cuando la mente trasciende el pensamiento del "yo", del experimentador, del observador, del pensador, puede haber entonces una felicidad incorruptible. Esta felicidad no puede ser permanente -en el sentido con que usamos esa palabra-, pues está más allá al tiempo y al espacio. Pero nuestra mente está siempre buscando una felicidad que tenga permanencia, algo que perdure, que continúe.